miércoles, 24 de noviembre de 2010

Un angelito del pentágono en Guerrero

*En un hotel de Toluca confirmaron 
su amor Calderón y Los Chuchos
*De traición a traición, los auténticos perredistas son abatidos
*Ortega, Camacho y Ebrard, alcahuetes de la derecha y la oligarquía financiera: López Obrador


Por Everardo Monroy Caracas

    El viernes 8 de octubre, Andrés Manuel López Obrador se reunió con sus simpatizantes en     Atlacomulco. Podría tratarse de una más de sus concentraciones proselitistas y no era así: el presidente legitimo, utilizó esa tribuna pública y denostó a Los Chuchos de la Nueva Izquierda por aprobar un resolutivo que permitiría hacer alianza con el PAN para designar al candidato a gobernador en el Estado de México. Lo mismo que intentaron hacer entre julio y agosto en Guerrero.
    Los 281 consejeros perredistas, 193 de ellos de Nueva Izquierda y Alternativa Democrática Nacional, el mismo viernes 8 deliberaron en un hotel de Toluca el asunto de las alianzas. No hubo sorpresas, los seguidores de Los Chuchos impusieron su mayoría. Le abrían la puerta al PAN para que de la mano impusieran al candidato a la gubernatura que competiría, en el 2011, contra el “delfín” de Enrique Peña Nieto.
    López Obrador no dudó en cuestionar duramente esa decisión. En San Felipe del Progreso, importante reducto perredista, externó:
    --Quiero mucho a mi partido y veo realmente con admiración a sus militantes, pero no es posible que por decisión de los dirigentes se pierda el rumbo del PRD; no se fundó para ser partido alcahuete de los potentados de la mafia del poder, sino instrumento de lucha…
    Y le preguntó a sus seguidores:
    --Cómo ven esta alianza entre el PRD y el PAN?
    Los gritos arreciaron:
    “Basura! Basura! Basura! Basura…!”
    --A los dirigentes nacionales se les olvidan los orígenes del PAN, que ese partido y el PRI son lo mismo y que hace cuatro años nos robaron la Presidencia de la República –insistió López Obrador.
    Mas gritos de molestia, de frustración… El presidente legítimo cerraba su recorrido en Atlacomulco. Durante el día había encabezado mítines en las cabeceras municipales de El Oro, San José del Rincón, San Felipe del Progreso y Temascalcingo.
    Los consejeros chuchistas y los auténticos perredistas realizaron la asamblea bajo una fuerte carga de tensión. Los segundos sabían de los acuerdos existentes entre Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete y Guadalupe Naranjo con Calderón Hinojosa, vía secretario de Gobernación. En dos horas se cocinó la puñalada y los 88 participantes que se opusieron a la alianza PAN-PRD abandonaron el lugar y advirtieron que no permitirían esa imposición. Incluso, denunciaron que 26 consejeros carecían de legalidad al ser designados a última hora, sin la aprobación de una asamblea.
    --Pinches vendidos, cómo pueden traicionar al partido –exclamó una de las consejeras.
    Y su compañero Julio César Tinoco, complementó:
    -- Vamos a ir hasta las últimas consecuencias para echar abajo esta resolución. Están equivocando el camino, la estrategia. Además, ganan a la mala porque hasta consejeros cachirules metieron…
    Todo fue inútil. La imposición del resolutivo se materializó y López Obrador tuvo que apergollar. Lo mismo había ocurrido  dos meses antes en Guerrero. Impusieron a Ángel Aguirre, aunque los auténticos perredistas no permitieron que el PAN abanderara a su candidato. Sin embargo, el color azul estaría en la propaganda y en el discurso.
    Calderón y Los Chuchos, con ayuda de Marcelo Ebrard y Manuel Camacho Solís, proseguían en su estrategia de intentar debilitar cualquier indicio de fortaleza cupular de su adversario. No importaba su nivel de influencia en la base perredista, petista o convergencionista. El tener en sus manos a la burocracia de los tres partidos, los magistrados y concejeros electorales, significaba más dinero, poder legal para manipular los resultados finales de cualquier elección constitucional e imponer legisladores y gobernantes afines a las oligarquías financieras y los halcones del Pentágono.
    Ángel Aguirre y el futuro candidato a gobernador del Estado de México, tras los resultados de los comicios, les permitiría avanzar cuantitativamente y en su momento, incidir en los resultados finales del proceso político electoral del 2012. En algo ya deben estar satisfechos: haber desmadrado al perredismo de ambos estados y, en el caso de Guerrero, estar ya el partido en manos de la derecha y sus parásitos: Los Chuchos y el angelito malvado de Ometepec.

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