lunes, 22 de noviembre de 2010

Por qué votar por Añorve?

*La izquierda auténtica debe crecer sin confrontación armada
*El PRD de Guerrero ya está 
infiltrado por la ultraderecha y el fascismo…
*Tenemos que apoyar el movimiento nacionalista de Andrés Manuel López Obrador

Por Everardo Monroy Caracas
He recibido veintitrés correos electrónicos de amigos y conocidos por comprometer mi voto, de estar en Guerrero, al doctor Manuel Añorve Baños. Por lo mismo, es necesario aclarar paradas ante el futuro escrutinio de los hijos. Lo comicios venideros han sido pervertidos por una burocracia corrompida, involucionada en las entrañas de todos los partidos políticos. Ninguno se salva.
    PRI, PRD, PAN, PT, PVEM, Panal y PC han tenido la oportunidad histórica de gobernar y cogobernar. En la mayoría de los municipios del país tienen regidores, alcaldes, síndicos, diputados, senadores y gobernadores. Hasta la fecha ningún burócrata de esas organizaciones políticas, NINGUNO y lo reafirmo, ha trascendido por hacer algo diferente dentro de las administraciones públicas de corte burgués o procapitalista.
    Chiapas, Oaxaca y Guerrero siguen bajo el yugo de una oligarquía fascista y al servicio del capital trasnacional. De los doce millones de indígenas que hay en el país, seis millones hablan náhuatl, maya, otomí, zapoteco y mixteco. Sin embargo, pese a ser los auténticos propietarios de su territorio, rico en metales preciosos, madera fina, flora medicinal y una fauna sorprendente, han sido despojados por la avaricia y perversidad del hombre blanco.
    A la par de los indígenas, otros 30 millones de mexicanos también viven en la miseria. Los gobiernos neoliberales trabajan para los grandes trust y contribuyen en la depauperización de sus sociedades. Los medios masivos de comunicación esconden parcialmente esa verdad e inyectan valores de consumo que prolongan privilegios y sentimientos individualistas que no pueden trascender el entorno de la familia. Ya ni los vecinos son entes de fiar, de acuerdo a la óptica de esa prensa.
    En 1980 fui corresponsal de la revista Proceso en Guerrero y trabajé en los periódicos Revolución y Pueblo, del que colaboré en su fundación. Por publicar un reportaje que denunciaba la presencia de varias osamentas humanas en un pozo artesiano del desaparecido fraccionamiento Copacabana de Acapulco, fui detenido y torturado en la cárcel municipal. El esposo de una amiga, que era teniente de corbeta de la Armada de México, intervino para mi liberación. Don Julio Scherer García, entonces director general del semanario Proceso, me brindó su apoyo en mi rehabilitación y tuve que ser trasladado a la ciudad de México.
    El gobernador Rubén Figueroa Figueroa, en un encuentro que tuve con él tres meses después del incidente, me advirtió que el contenido del reportaje, donde lo responsabilizaba una organización no gubernamental de la desaparición de más de 450 personas relacionadas a la guerrilla rural, pusieron en peligro su seguridad física.  “Por su culpa, mi amigo, en estos momentos cualquier cabrón enfermo que se crea con derechos y a nombre de su revolución, me puede dar un balazo”, me dijo.
    En esos momentos vislumbré una nueva realidad social en México y decidí mi camino ideológico: opté por enfrentar a mi manera a esas fuerzas reaccionarias y fascistas. El periodismo seria el instrumento para difundir los abusos de poder de esta casta de asesinos.
    En los comicios del 30 de enero, vislumbro los riesgos que conlleva el permitir que Ángel Aguirre Rivero nuevamente gobierne Guerrero. Este hombre es tan letal como el viejo Figueroa y su hijo del mismo nombre, involucrado en la matanza de campesinos en el vado de Aguas Blancas. Ha demostrado insensibilidad ante la miseria y la injusticia. Por lo mismo, su alianza con la derecha (representada por Felipe Calderón) y los lumpen de la izquierda moderna (representada por Los Chuchos, Zambrano y Ortega) únicamente tiene el propósito de impedir que la verdadera izquierda nacionalista ascienda y se reorganice para la toma del poder, sin necesidad de integrarse a las guerrillas.
    Manuel Añorve Baños, hombre de familia y de palabra, ha tenido acercamientos con gente allegada a Andrés Manuel López Obrador y se ha comprometido a cogobernar con auténticos luchadores sociales. Ya no es un asunto de figueroistas contra lopezobredoristas, porque el cacique Rubén Figueroa está abiertamente confrontado con Aguirre y también para sobrevivir políticamente tiene que aliarse al candidato del PRI. No le queda de otra.
    Recapitulando: Manuel Añorve es el único que le garantiza a la verdadera izquierda guerrerense no quedar al margen de las futuras decisiones políticas y administrativas en el gobierno del estado. Las ONGs y los otros movimientos sociales organizados deben armar los instrumentos legales y políticos para influir en las acciones de gobernabilidad a favor de los indígenas, jornaleros y asalariados pobres. Ni Aguirre o el candidato del PAN estarán de su parte. Ha quedado demostrado, porque Aguirre ya gobernó.
    Mi decisión personal, lo aclaro, va mas allá de mis conocidos en Guerrero que cada día se reinventan para sobrevivir y no perder sus privilegios económicos y burocráticos. Algunos hasta se prostituyen. Es un asunto de principios y de estrategia política a favor de los condenados de la tierra. Por lo mismo, en julio del 2012, también le daré mi sufragio a Andrés Manuel López Obrador, de ser el candidato a la presidencia de México.

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