lunes, 15 de noviembre de 2010

Las victimas de Osvaldo Rodriguez Borunda

*Un periódico de Chihuahua que creció a la par del 
Cártel de los Carrillo Fuentes
*Los reporteros de El Diario, victimas de la ambición e 
imprudencia de su propietario
*PAN, PRD y PRI, franquicias al servicio de los capos…

Osvaldo
Por Everardo Monroy Caracas

    El Diario, del empresario Osvaldo Rodríguez Borunda, se empanizó en la década de los ochenta y parte de los noventa. Creció a la par de uno de los cárteles de la droga más importantes de México: el de Ciudad Juárez. En gran parte, el periódico contribuyó también al movimiento democratizador del país para que en 1992 un panista “carismático”, Francisco Barrio Terrazas, gobernara Chihuahua. Por lo mismo, el color azul tiñó su cabezal durante una temporada y algunos reporteros, por inercia, se convirtieron en antipriistas y antichilanguistas.
    En esas fechas, funcionó la estrategia propagandística del PAN en contra del gobierno federal controlado por priistas desde 1929. Miguel de la Madrid Hurtado impidió que en 1986 Barrio Terrazas llegara a la gubernatura. Indiscutiblemente, el ex alcalde de Ciudad Juárez contaba con el apoyo incondicional de la prensa chihuahuense, principalmente de Rodríguez Borunda y sus periódicos.
    Sin embargo, tras la llegada fraudulenta de Carlos Salinas de Gortari a la presidencia de la república, avalada por el PAN, en 1992 Barrio Terrazas materializó su sueño de gobernar Chihuahua. Sus viejos aliados, entre ellos Rodríguez Borunda, ante tanto yerro administrativo del panista, empezaron a deslindarse de su accionar público. Otra de las causas de ese distanciamiento: la federación, en manos del perverso presidente de la republica en turno, sedujo con lisonjas y dinero a los editores locales. Planas y planas de publicidad diariamente aparecían en los periódicos locales. Osvaldo Rodríguez quitaba y ponía directores editoriales de acuerdo a los compromisos asumidos con los gobernantes en turno.
En 1998, el alcalde de Chihuahua y contador público Patricio Martínez García optó por buscar la gubernatura. Bajo el cobijo del priismo nacional logró derrotar al ex alcalde de Ciudad Juárez y candidato panista, Ramón Galindo Noriega. El Diario, de inmediato, pintó su cabezal de color verde, el de San Patricio, santo patrono de los irlandenses. El mismo tinte afín a la investidura personal del candidato priista. Ya no se trataba de un asunto de ideología o democracia participativa, sino de negocios.
    El cártel de Ciudad Juárez, el de los hermanos Carrillo Fuentes, también entendió que los partidos políticos simplemente eran franquicias y decidió captarlos y designar a la mayoría de sus ediles, principalmente a los alcaldes. Los municipios serranos, principalmente de la región Tarahumara terminaron en manos de los Carrillo Fuentes. Creel, Guachochi, Madera, Temosachi, Gómez Farías, Carichi, Bachiniva, etcétera, fueron territorios cedidos por el priismo, panismo y, en algunos casos, hasta por el perredismo.
    El Diario jamás ahondó en ese fenómeno. Su ejército de reporteros, entre los que me cuento, únicamente investigaba temas someros de inseguridad policiaca e impartición de justicia, deficiencia de servicios públicos, algunas corruptelas de empresarios ajenos a los intereses políticos y económicos del gobernador en turno, y las campañas preelectorales para cambios de ayuntamientos, congreso del estado y gubernatura.
    Después del balazo que Patricio Martínez recibió en la cabeza, el 17 de enero de 2001, la tranquilidad social de Chihuahua se alteró radicalmente. El gobernador responsabilizó del atentado a Barrio Terrazas. El intento de magnicidio fue un miércoles y dos días después, el viernes 19, uno de los más encumbrados narcotraficantes de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán, lograba escaparse, con ayuda oficial, de una prisión de alta seguridad de Jalisco.
El Choco

    Panistas y narcos empezaron a tener el control absoluto del tráfico de drogas del país. Vicente Fox Quezada, desde el 2000, fungía como presidente de México y antes de dejar el cargo, debilitó políticamente a su sucesor, Felipe Calderón Hinojosa, quien tuvo que cederle los mandos policiacos y del ejército mexicano. Por lo mismo, cada mes o cada dos meses, ambos personajes, emanados de las filas del PAN, tienen que reunirse y evaluar los resultados de sus complicidades de mando. El primero desconfía del segundo ante tanta demanda penal por corrupción que pende en contra de él y su familia. Por su parte, Calderón, por su origen ilegitimo como presidente, teme que su antecesor haga públicas las pruebas del fraude electoral de julio del 2006 y lo ridiculice.
    Chihuahua, con sus gobernantes y periódicos, empezó a polarizarse socialmente en el 2001 y cederle terreno al cártel encabezado por El Chapo Guzmán. Los Carrillo Fuentes difícilmente podrán sostener la plaza y en su caída están arrastrando a sus otrora aliados: editores, empresarios, policías, militares, políticos, narcomenudistas, etcétera.  El Diario de Osvaldo Rodríguez no escapa a esa realidad y son sus reporteros quienes pagan las consecuencias. Seguramente para el Chapo Guzmán, El Diario forma parte de la estructura de mando del cartel enemigo. Nada puede descartarse. Durante 35 años, este importante periódico regional fue parte del estatus quo juarense y chihuahuense y jamás molestó o fue molestado por los Carrillo Fuentes. 
    Las manchas del tintero: En Guerrero, el panismo quiere despegar por cuenta propia ante el malestar suscitado entre la vieja guardia por los acuerdos asumidos entre Cesar Nava y Felipe Calderón con Los Chuchos (Jesús Ortega y Jesús Zambrano) y Ángel Aguirre. Por no aclarar paradas desde un principio, algunos panistas guerrerenses se dejan ver en las movilizaciones de perredistas chuchistas y priistas aguirristas. La doctrina de Manuel Gómez Morín dejó de ser el eje motivacional de su militancia…Marcos Efrén Parra Gómez llegó medio desnutrido de popularidad a la contienda…

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