miércoles, 19 de enero de 2011

Canadá: la gran estafa

Profesionista mexicano viaja a Canadá con la esperanza de trabajar en una supuesta zona arqueológica de Narkham
*Los defraudadores, propietarios de una empresa fantasma, le roban casi cinco mil dólares canadienses
*Su desgracia empezó hace cuatro meses, al buscar trabajo fuera de su país

Por Everardo Monroy Caracas

    El arqueólogo Jorge Hoyos Soto, del estado de Morelos, llegó puntual en su vuelo Ciudad de México-Toronto, pero nadie lo recibió. Una hora después se dio cuenta que había sido extorsionado y la empresa Grandavine Corporation era inexistente. En menos de dos meses perdió cuatro mil dólares y su sueño de radicar en esta ciudad y trabajar en unas supuestas excavaciones en las inmediaciones de Markham.
    El viernes 24 junio, a las 17:30 horas, su vida daría un vuelco. Al igual que el de su familia. Sus dos hijas y esposa, ya con boleto adquirido, lo alcanzarían a principios de agosto. Hoyos Soto, moralmente deshecho, optó por regresarse a México, denunciar penalmente lo ocurrido e iniciar una campaña de alerta para que los mexicanos no sean víctimas de estos estafadores, hispanos, que trabajan a través de Internet. En la pagina web www.jobgrandavine.com.
    “Hace cuatro meses al estar navegando en Internet descubrí que una empresa canadiense, de capital hispano, necesitaba profesionistas para diversos trabajos calificados. Uno de ellos era valorar unas piezas arqueológicas del siglo XVIII, detectadas a cuarenta kilómetros al norte de Toronto. Ofrecían un salario de tres mil dólares mensuales y todos los servicios, vivienda, alimentos y transporte”, explica el profesionista.
    Y añade:
    “Me puse en contacto con la empresa, Grandavine Corporation, y de inmediato me respondieron. Incluso me dijeron que invitara a otros amigos, de la misma profesión, para programar una teleconferencia. Lo hice y en esa ocasión asistieron a mi casa, ocho compañeros arqueólogos, también egresados de la Universidad Nacional Autónoma de México”.
    El arquitecto Hoyos tiene su domicilio en Cuernavaca, Morelos y ha trabajado en el Instituto Nacional de Antropología de México. Sólo que desde el año pasado se quedó sin empleo. La entrevista se hace por vía telefónica.
    Durante la teleconferencia, dos personas de apariencia latina, explicaron las bondades de la empresa y se comprometieron a enviarles toda la información necesaria y, al final, un certificado de residencia temporal, que les permitiría trabajar sin problemas legales.
    “Nos sugirieron que adquiriéramos un paquete turístico para visitar la ciudad del Niágara Fall y la primera semana descansáramos en un hotel de cinco estrellas. Todo ello lo cubriría la empresa al llegar”, explica.
    El certificado les fue enviado por Internet, a través de un correo electrónico, y los contratos de trabajo que tenían que firmar y devolver de inmediato.
    “También nos exigieron hablar y leer inglés y no tener antecedentes penales en nuestro país. De los ocho compañeros fui el único que me animé, pero me comprometí que si las cosas funcionaban, yo los buscaba”, dice.
    Una semana antes de viajar a Toronto, dieron otra teleconferencia y en esta ocasión, le hablaron del trabajo. Le pasaron unas diapositivas del lugar donde supuestamente laboraría y le dieron un resumen de la supuesta zona arqueológica.
    Y para que no dudara de las bondades de la empresa, le dijeron que en el momento que hiciera el depósito de los cuatro mil dólares que le garantizaban su permanencia, no menor de dos años en Canadá, automáticamente ellos absorbían los costos del paquete turístico.
    “Me dejé llevar por la emoción e hice el depósito y esa misma tarde recibí una sorpresa: el boleto de avión, viaje redondo. Mi salida estaba programada el viernes 24 de junio y se lo dije a mi esposa, quien de inmediato hizo las reservaciones de avión para ella y mis hijas. Sólo que programada en agosto, después de mis hijas salieran de la escuela. Todos estábamos ilusionados con ese viaje y mi nuevo trabajo”, abunda.
    De los cuatro mil dólares que deposito en la cuenta de esa supuesta empresa canadiense, con sucursal en México, sólo 600 dólares le devolvieron a través del boleto. El problema es que también invirtió mil dólares en un paquete turístico y la mayoría del dinero fue prestado por sus amigos, quienes también tenían la esperanza de trabajar en fechas posteriores en Canadá.
    El caso ya está en manos de la justicia mexicana, según afirma el profesionista timado, y es posible que en las indagaciones intervengan autoridades canadienses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario