viernes, 10 de diciembre de 2010

Amanecer invernal en Mississagua

Por Everardo Monroy Caracas

    Hoy despertó Mississagua, Ontario, con temperaturas de menos de catorce grados. Nieve por doquier y un silencio sepulcral. La gente sigue encerrada en su hábitat de madera o concreto. Por televisión se advierte de los riesgos de andar en la calle sin cubrirse adecuadamente, principalmente los niños.
    Hace cinco años, recién llegado a Canadá, tenía que ir a la escuela de ingles y caminar varias manzanas. Montones de nieve por banquetas y patios. Cientos de camionetas particulares, con enormes palas al frente, limpiaban las calles y avenidas. El gobierno de la ciudad invierte en ese servicio: conductor feliz, voto seguro.
    Mientras escribo estas líneas, mi nieto de dos años, Julián, come su cereal. No permite que le ayude. Ya es un diestro con la cuchara, aunque utiliza una silla especial para alcanzar la mesa. Pienso: Qué pasa con los niños de La Montaña de Guerrero o la sierra Tarahumara, territorios que conozco y por lo mismo, menciono?. En Canadá, por ley, todos los indígenas reciben ayuda económica mensual del gobierno. La sociedad y su gobierno reconocen que son los verdaderos propietarios de Canadá. El problema es que un gran número de indígenas son holgazanes, viciosos y peleoneros. Ya escribiré al respecto.

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